Esta es la historia de Juan Pedro Pinilla Zape, o simplemente Pinilla para sus conocidos. Nuestro personaje es un hombre común, trabaja en un edificio de oficinas como portero, sale por las tardes a tomarse unas cervezas con sus amigotes y le causa ilusión su primera cita con Rosita, o Maria Rosa Pérez Pérez, una espectacular secretaria de una de las oficinas de donde él trabaja.
Son las 5:30 de la tarde, en media hora Pinilla va a recoger a Rosita para su primera salida, juntos. El simpático portero ha ensamblado el atuendo perfecto, un amigo le prestó una camisa elegante, su padre le prestó el saco con el que se casó y la corbata es la que usa en el trabajo. También le ha comprado a la mujer que lo desvela un osito de peluche y una caja de bombones; espera llegar a conquistarla.
Pinilla sale de su casa y se dirige al paradero de buses. En su camino se encuentra con un mendigo, sucio, mojado y desarrapado que le insiste por una moneda. Pinilla intenta evitarlo y corre por toda la cuadra evadiéndolo mientras el mendigo lo persigue. Al fin consigue burlarlo, pero mientras celebra, un carro pasa por un charco en la carretera y salpica toda la camisa blanca del buen portero.
Son las 5:45, Pinilla ha tenido que cambiarse de ropa. La camiseta que tiene ahora no es tan elegante como su atuendo anterior y ya no puede usar una corbata. Además ha tomado un paraguas porque esta decidido a que el clima no le vaya a jugar una mala pasada de nuevo.
Se sienta en el paradero, ahí conoce a otro hombre que también va a una primera cita. Este lleva un ramo de flores. Los dos esperan un rato el bus; empieza a llover. Ambos dejan las flores y el paraguas en la misma parte. Pinilla ve su bus y se dispone a pararse, presuroso. Sin darse cuenta, toma el ramo de flores y de un solo golpe estruja las flores hacia arriba como queriendo abrir un paraguas. Las margaritas vuelan por todo el paradero. El otro hombre se enfurece, toma el paraguas y persigue a Pinilla dándole golpes con el mismo, mientras los dos se empapan en la lluvia.
Pinilla se esconde un rato del otro hombre, luego sale y recupera su paraguas que ha quedado tirado en el suelo. Nuestro protagonista hace un último cambio de atuendo. Ya no puede usar el saco porque está empapado. De todas maneras, se arregla lo mejor que puede con un bluyín y una de sus mejores camisetas. Toma el osito, los bombones y el paraguas y parte de nuevo hacía el paradero.
Son las 6:15, Pinilla esta sentado en el bus que lo va a llevar donde Rosita ¡Bravo Pinilla! El hombre se siente nervioso y emocionado por ver a la mujer que inunda sus pensamientos. Nuestro amigo se sienta al lado de la puerta trasera, para bajarse lo más rápido posible, deja en la silla contigua los bombones y el oso. Todo transcurre sin alteraciones, el buen portero ya está cerca de su musa secretaria. El protagonista, cuenta cada cuadra, mientras repasa con sus ojos un trozo de papel en que anotó la dirección de Rosita, faltan dos. Pinilla decide pararse para que el conductor del bus no vaya a seguir de largo. De repente, cuando voltea a coger los chocolates y el peluche, se da cuenta que una mujer muy gorda se ha sentado encima de sus cosas y se ha dormido. Pinilla la ve angustiado, mira la calle, la mira a ella y así varias veces. En que momento pasó esto, se pregunta el hombre que hace un momento estaba perdido en sus ensueños con Rosita. Intenta sacar sus cosas por debajo de la mujer sin despertarla; falta una cuadra para la casa de Rosita. Los chocolates parecen caso perdido, entonces jala al osito por una pata para liberarlo de su opresión; el bus llega a la cuadra de Rosita. El pobre portero jala y jala, mientras la mujer permanece inamovible; están una cuadra después de donde Rosita. Pinilla no aguanta más y estira el brazo del oso todo lo que puede mientras se estira él para tocar el timbre del bus. El vehículo para de un frenazo. Pinilla sale volando por la puerta de atrás a la calle, con peluche en mano. El bus arranca antes de que el buen portero pueda bajar su paraguas del bus. Obviamente, para infortunio de Pinilla, estás lloviendo.
Nuestro protagonista camina bajo la lluvia hasta la casa de Rosita. El osito y él están empapados cuando llega a la puerta de su amor. Pinilla siente que su primera cita con Rosita se ha arruinado. El hombre timbra y ella se asoma. Para sorpresa de él, no está arreglada. Esta en bata y lleva un pañuelo en su mano. Igual se ve preciosísima, piensa nuestro protagonista. Rosita se ríe de nuestro amigo, le parece que se ve muy tierno, como un cachorrito mojado. Ella le explica que está con una gripa muy fuerte, por los cambios de clima de la ciudad. Además la mujer intentó llamarlo al celular para posponer la cita, pero él no contestó. Pinilla se da cuenta que entre cambio y cambio de ropa dejó su celular en la casa. Rosita lo toma del brazo y le pide que entre para que no se moje más. La mujer lo acerca hacia ella y le seca la cara con la manga de su bata. La bellísima y agripada secretaria lo invita a que siga, le presta toallas y lo invita a un café. La cita tendrá que ser otro día. Escampa.
FIN
1 comentario:
Me parece que tiene un final interesante que termina siendo una innvitacion a que el lector lo culmine como desea, lo que me gusto... entendiendo un poco mejor la lectura, me da la impresion que se transmite un poco la angustia y la mala suerte del protagonisto pero se vuelve reiterativo y predecible la trama perdiendo el engache.
en ultimas el final compensa la trama. Pero siga escribiendo qeu me gusta lo descriptivo de la narrativa
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