Matias está en un bus camino a su casa, mira su reloj en la mano izquierda, mientras en la derecha sostiene una botella de vino. En un paradero, se baja y corre hasta un edificio. Llega a la puerta de su casa, está apurado por encontrar la llave y abrir. La vecina del frente, Ruth, lo saluda pero el no le presta atención. Entra al lugar, prepara la mesa, las velas y dos copas. Sirve las dos y prende el televisor que está frente a la mesa. Matias saluda a la protagónista de la novela, y le hace un cumplido por el hermoso vestido que lleva hoy. Se va tomando la copa de vino, mientras sigue la novela.
Al otro día, Matias está trabajando en un centro comercial de Cali, despegando chicles del piso; mientras lo hace empieza a llover. Falta poco para la hora de su salida, así que decide irse antes para no llegar tarde a su cita. Espera un bus bajo la lluvia por unos minutos, con impaciencia. Finalmente, se sube a uno que lo lleva a su casa. Abre la puerta y entra, pone la mesa y enciende el televisor; no tiene tiempo de secarse. Al verla a ella, él se peina con rapidez su pelo para no aparentar estar descuidando su apariencia. La mujer, María Belén, está a punto de ceder a los encantos del protagonista; Matias acerca su cara cada vez más al televisor. Se escucha un trueno muy fuerte, y se va la luz. Vuelve de inmediato, pero todas las conexiones eléctricas en la casa de el hombre echan chispas. El televisor ya no enciende.
Matias sale al corredor donde se encuentra a Ruth. Él le pregunta si ya volvió la luz en su casa, ella le dice que sí, pero que el apagón la asustó y no quiere estar sola. Matias y Ruth terminan de ver los últimos minutos de la telenovela. El hombre se siente muy incómodo en aquel lugar y para su pesar, María Belén no vuelve a aparecer en pantalla ese día.
El día después, Matias está metido en una de las fuentes del centro comercial, limpiando sus lados con una esponja. Escucha a las personas que pasan, hablando sobre la escena candente de ayer en la telenovela, y cada vez se llena más de rabia. Ese día, no vuelve a casa con anticipación.
En el corredor de su casa se da cuenta que la puerta de Ruth está abierta, pero todo está oscuro. Matias entra al lugar y decide prender el televisor para ver la novela. Empieza a hablarle en un tono muy romántico a María Belen. Un hombre en la habitación contigua, quien estaba esculcando en los cajones, se enfurece al escuchar esto y sale al encuentro de Matias. Lo ataca y le pregunta dónde está Ruth, dónde la escondió. Matias lo esquiva porque no tiene intención de pelear. De repente, el hombre se choca contra la mesa del televisor, y el aparato tambalea. Matias se preocupa y sin pensarlo se lanza con un puñetazo hacia el intruso, dejandolo noqueado. Después entra Ruth a la casa, exclama el nombre de el hombre derribado: Santiago, mientras se lanza a los brazos de Matias, agradeciendole por su heroismo. Minutos después la policia se lleva a Santiago. Ruth le agradece a Matias por proteger sus pertenencias, y lo invita a comer al otro día, cuando llegue del trabajo.
La mañana siguiente, a Matias le asignan colgar unos afiches por todo el centro comercial, para su sorpresa en la foto aparece una mujer muy parecida a María Belén, pero su nombre es Margarita Huertas. Ella se presentará en el centro comercial mañana. Esa tarde, el hombre compra una botella de vino y se va a su casa.
A las 8:00 p.m. está en casa de Ruth, ella le ha preparado una cena de comida italiana, y se ha arreglado con su mejor vestido para la ocasión. Matias prende el televisor sin su permiso. Sirve las dos copas de vino, ella le agradece, pero el no le presta atención. Ruth le cuenta sobre su divorcio, mientras el intenta ver a María Belen en la pantalla. Ocurre una escena de un beso, Matias se acerca como queriendo besarla a través de la pantalla, pero Ruth cree que la quiere besar a ella. Lo besa apasionadamente, tumbándolo al suelo. Ruedan mientras se besan, Matias trata desesperadamente de ver la pantalla, pero la mujer encima de él no lo deja. Poco a poco, el hombre empieza a disfrutarlo, mientras ruedan, se enredan con un cable y desconectan el televisor, se detienen y él la besa apasionadamente.
Al otro día, Matias está en el centro comercial, piensa sobre Ruth, María Belén y la mujer de la foto. En una tarima la actriz Margarita Huertas saluda a sus fans. Matias le comenta a varios en la audiencia sobre el parecido que tiene con María Belén, pero sus comentarios son ignorados o ridiculizados. Cuando la mujer va a bajar de la tarima, el hombre aprovecha para acercarse y le pregunta si sabe que se parece mucho a ella, si son hermanas, si le puede decir que el la ama profundamente. Ella le pide que la suelte y la deje en paz, los hombres de seguridad toman a Matias y lo sacan de el lugar. Matias camina hasta su casa.
Matias entra a su casa, se sienta en su mueble que se empieza a podrir, debido a que el agua de la nevera descongelada llena el lugar. Se incomoda por el agua en sus zapatos y decide salir al corredor que al menos está seco. Ve que de nuevo la puerta de Ruth está abierta y decide entrar. El televisor está prendido con la telenovela, Matias no se percata que detrás de él, Santiago, el ex-esposo de Ruth la tiene amenazada con un cuchillo. Para la sorpresa de el hombre, ve en la pantalla a María Belén con un galán y cinco hijos de su matrimonio, y antes que pueda pedirles explicación, se eleva la cámara, suena una música majestuosa, ellos se besan y sale la palabra "Fin".
Santiago hace un comentario sobre lo absurdo de los finales felices, recordando que esa misma escena o parecida la vivió con Ruth años atrás. Finalmente, Matias se da cuenta que ellos dos están detrás de él. El hombre tira a Ruth al suelo e intenta acuchillar a Matias. Este lo esquiva y clava el cuchillo a través de la pantalla y el aviso de "Fin", a través de el empieza a correr una descarga eléctrica. Ruth le ruega que haga algo, Matias toma un trapeador y desconecta el televisor con el mango de madera. Santiago cae al suelo exhausto.
Una hora después, la policia llega al lugar y de nuevo se llevan preso a Santiago, está vez con cargos más graves que antes. Ruth y Matias caminan frente al edificio, ella con una manta encima, el con sus zapatos mojados en la mano. Ella le dice que ahora que no tiene tv dificilmente lo volverá a ver, a Matias lo deja perplejo el comentario. Él le responde: " Hoy me di cuenta, que hay Marias Belenes hasta en los centros comerciales, pero son menos encantadoras que en la televisión. Sin embargo, me di cuenta que las mujeres de la televisión también se casan con el hombre equivocado, mientras uno se queda sólo. Lo malo es que me gasté como 30 botellas de vino en esa mujer, para nada, ni siquiera un beso". Ruth se sonríe y le da un beso que empuja al hombre hasta un farol, se deslizan hasta el piso, donde permanecen abrazados, besándose bajo una luz amarilla, sin más música que la de los maullidos en la madrugada, sin una magnifica toma aerea, sin la palabra "Fin".
"FIN"