sábado, 24 de mayo de 2008

Escaleta: Más Extraño que Jim

1 EXTERIOR. BAR. DÍA 1

WILLY BLANDÓN está bebiendo cerveza con SONNY y JACK.
El celular de Willy suena con insistencia, en la pantalla aparece
el nombre de Ray Vargas. No contesta.

2 INTERIOR.APARTAMENTO DE WILLY.NOCHE 2

Willy hace el amor con EVA, su novia, entre las películas
piratas que llenan el apartamento del joven. Luego
discuten sobre la mercancía que Willy le debe al padre de
Eva, Ray Vargas.

3 INTERIOR.APARTAMENTO DE WILLY.DÍA 3

Eva se va del apartamento. Willy encuentra una carta al
lado de la puerta. La carta está firmada por "Jim, su papá".
Y es una carta membreteada del concejo de Bucaramanga.

4 INTERIOR.APARTAMENTO DE WILLY.DÍA 4

Willy le despacha unas películas a NADIE y EL PERRO,
mientras llama a sus amigos para que le presten su
apartamento.

5 INTERIOR.APARTAMENTO DE EVA.DÍA 5

Eva pinta un lienzo, mientras habla por teléfono con
Willy. Ella le ofrece su apartamento para que traiga a
Jim.

6 INTERIOR.APARTAMENTO DE EVA.DÍA 6

Willy llega con su papá al apartamento de Eva. Ellos
hablan con ella y su compañera de cuarto, Nicoletta.
Después llegan Sonny y Jack, para avisarle a Willy que Ray
Vargas lo está buscando. Willy busca a su papá para irse.
Lo encuentra en el cuarto de Nicoletta, donde Jim está
teniendo sexo con ella.

7 EXTERIOR.CALLE DEL CENTRO DE CALI.DÍA 7

Willy camina, halando a su padre. El Perro y Nadie los
ven. Willy entra a un bar para ocultarse de ellos.


8 INTERIOR.BAR MACABRO.DÍA 8
Jim le pregunta a Willy por qué le está ocultando su
verdadero apartamento. Willy a su vez le pregunta por los
motivos de su visita. Mientras ellos hablan, Michele Pepe,
un travesti, realiza un baile en que se levanta de su
tumba y se lleva a uno de los espectadores con ella: Jim.
DON JONSON, un fotógrafo que está en otra mesa, aprovecha
para tomarle al concejal una foto comprometedora.

9 EXTERIOR.CALLE DEL CENTRO DE CALI.DÍA 9

Willy y Jim persiguen a Don Jonson. Él le tira su cámara a
EL HOMBRE DEL SOMBRERO. Este corre y se va lejos de ahí.
Willy atrapa a Don Jonson, pero lo deja ir al ver que no
tiene la cámara.

10 INTERIOR.APARTAMENTO DE EVA.DÍA 10

Ray Vargas entra al apartamento de Eva. Él olfatea la ropa
que Nicoletta dejó en el piso. Sonny está dormido en el
sofá.Jack intenta descorchar una botella, sin lograrlo.
Ray Vargas se arranca una de sus propias uñas. Se la pasa
a ellos y les pide que le den su mensaje a Willy.

11 EXTERIOR. CALLE FRENTE AL APARTAMENTO DE JACK.DÍA 11

Un vendedor de dulces escucha en un radio transistor sobre
las comprometedoras fotos del concejal, Jim Blandón.
También Willy y Jim, quienes pasan por ahí,escuchan. Los
dos se dirigen a la entrada del edificio donde vive Willy,
pero la policía está saliendo del lugar con equipos y
películas decomisados. Padre e hijo se montan en un taxi.

12 INTERIOR. OFICINA DE VARGAS. NOCHE 12

Ray Vargas ve en la televisión la noticia del decomiso de
mercancía en el apartamento de Willy. Junto con El Perro y
Nadie, cargan sus armas y salen del lugar.

13 INTERIOR.APARTAMENTO DE EVA.NOCHE 13

Eva entra a su apartamento. Sonny sigue dormido y Jack
todavía intenta descorchar la botella. Ellos le muestran
la uña que dejó Ray. Eva llama a Willy por celular pero él
no contesta.

14 EXTERIOR/INTERIOR.TAXI.NOCHE 14

En el taxi, Willy y Jim se confiesan con la complicidad de
Gina, "La Mona", quien conduce el auto. Ella los invita a
un lugar en las afueras de la ciudad.

15 EXTERIOR.QUEBRADA.NOCHE 15

Willy, Jim y Gina se bañan desnudos en una quebrada. Ella
toma agua entre sus manos y los libra de culpas con un
acto bautismal. Los tres se abrazan sobre el pasto.

16 INTERIOR.APARTAMENTO DE EVA.NOCHE 16

Ray Vargas, El Perro y Nadie entran armados al apartamento
de Eva. Eva, Jack y Sonny dejan lo que están haciendo y se
quedan mirándolos. Nicoletta entra. Todos dirigen sus
armas hacia ella. Luego entran Jim y Gina. Los dos
confrontan a Ray Vargas. Jack descorcha la botella. Los
tipos disparan todo su cargador, pero nadie sale herido.
Suenan las sirenas de la policía.

17 EXTERIOR.CALLE FRENTE AL APARTAMENTO DE EVA. NOCHE 17

La policía se lleva esposados a Eva,Jim, Ray Vargas,
Gina,El Perro, Nadie, Jack y Sonny. Los meten al camión de
la policía, entre gritos y reclamos. Willy camina por la
acera de enfrente, en dirección opuesta. Se sube a un bus.

viernes, 23 de mayo de 2008

Perfil de los Personajes

WILLY BLANDÓN

Él es un joven de contextura gruesa, bronceado y de altura promedio. Le gusta vestir con camisas de equipos de fútbol y siempre lleva una gorra blanca. Tiene una colección de relojes, y frecuentemente durante el día está mirando la hora.

Es un joven alegre, tiene un buen sentido del humor. Todo el tiempo está bromeando con sus amigos y Eva. Además disfruta mucho de la vida nocturna de la ciudad de Cali.

Willy tiene veintiún años de edad. A los dieciocho vino de Bucaramanga a Cali a estudiar Administración en una universidad de la ciudad. Él es hijo de Lucía Pérez y del concejal Jim Blandón. Tiene dos hermanos menores, que viven con sus padres. Durante las vacaciones de verano, Willy va a visitarlos por una semana; ellos nunca han venido a Cali. Sus calificaciones son aceptables y no han sido motivo de preocupación para sus padres.

Desde su llegada a Cali conoció y empezó un noviazgo intermitente con Eva. A través de ella fue que conoció a Ray Vargas uno de los más importantes distribuidores de DVDs piratas en la ciudad. Al joven le pareció una buena oportunidad para ganarse una plata, pues ya estaba cansado de depender de la mensualidad que le llegaba desde Bucaramanga.

Así, Willy divide sus días entre el estudio, el negocio de las películas y las salidas con su novia y amigos: Jack & Sonny. Hasta hace unos días este modo de vida le parecía ideal, pero la pérdida de una mercancía la semana pasada lo tiene en una situación muy incómoda con Ray Vargas. Desde entonces, no disfruta la rumba y no puede concentrarse en la universidad, porque no sabe cómo responderle por la plata perdida a Vargas. Willy se siente en peligro por primera vez desde que empezó a trabajar con él.

JIM BLANDÓN

Él es un hombre de cincuenta años. Es flaco y tiene cabello encanecido. Todos los días se viste con saco y corbata. Además, en su saco siempre lleva un pañuelo que sobresale en su bolsillo y un peine con el que mantiene su cabello arreglado.

Lleva veintiún años de casado con Lucía Pérez. Los miembros de su familia son las personas más importantes en su vida. Nunca ha estado en la política por intereses personales, sólo quiere asegurarles a Lucía, Willy y sus hermanos un buen futuro. De todas maneras ha tenido varios romances con secretarias y colegas de la vida política, desde que se casó. Es un hombre que le resulta muy atractivo a las mujeres por su elegancia y caballerosidad.

Lucía, después de enterarse recientemente de uno de estos amoríos, decidió irse con los dos hijos pequeños a la finca de su papá en el Eje Cafetero. Jim, muy triste por su decisión, terminó con su amante, delegó unas tareas a sus asistentes y le escribió una carta a Willy avisándole que lo visitaría en Cali.

Jim siempre sintió el mayor cariño por Willy, su primogénito. Aunque no le gustó del todo la idea de tenerlo en otra ciudad, la aceptó pues confiaba en que el muchacho tenía un buen porvenir en lo que decidiera hacer.

RAY VARGAS

Él es un hombre de cincuenta y seis años. Es de baja estatura, de contextura normal, tiene una frente grande y unas entradas prominentes. Le gusta vestir con guayaberas con los botones de arriba desabotonados. En ocasiones se puede ver la cicatriz de marcapasos que tiene en su pecho.

Ray es el padre de Eva. En realidad es el tío, pero sus padres biológicos murieron en un accidente de tránsito cuando ella estaba muy pequeña, y él la adoptó como suya propia. En la vida le ha dado todo lo que ella ha querido, incluso le pagó una carrera de Artes Plásticas en una de las más prestigiosas universidades del país.

Él no nació en una familia adinerada. Desde joven trabajó en el centro de Cali como comerciante, primero fue de ropa y luego de electrodomésticos. En ambos casos, juntó suficiente dinero para que él y Eva vivieran bien. Su gran oportunidad llegó con un amigo brasileño, alrededor del tiempo en que los DVDs piratas empezaron a invadir el centro de la ciudad. En este negocio amasó su pequeña fortuna, con la que le pagó a Eva su carrera y apartamento.

Ray no es un hombre de lujos; todo el dinero es para su hija. Por lo tanto no soporta que sus empleados lo engañen con la plata. Quienes lo han hecho han muerto o han quedado muy mal heridos. Aunque Ray parezca un tipo amable y hasta simpático, cuando se meten con lo que él se ha ganado, se descompone y puede actuar de manera muy violenta.

EVA VARGAS

Es una chica de veintitrés años. Tiene el cabello corto y de color castaño. Su contextura es gruesa. Usa gafas, medicadas, pero con modelos muy llamativos. Le gusta vestirse con blusas coloridas y jeans.

Ella es la hija de Ray Vargas. Nunca conoció a su mamá y a Ray no le gusta hablar al respecto. Siente un gran amor por su padre, por la manera en que él siempre la ha cuidado. Sin embargo no le gusta mucho andar con él. Debido a que le molestan algunos de los socios de Ray y en general no tiene de que hablar con él.

La pasión de ella es la pintura. En su apartamento hay mesas llenas de pinturas, pinceles y demás. En la sala siempre hay un lienzo. Su padre le costeó una carrera en Artes Plásticas en la que tuvo mucho éxito.

A Willy lo conoció en una rumba, lo primero que le atrajo fue su físico, y eso ha permanecido constante a lo largo de su relación. Ellos dos tienen una muy buena química sexual, aunque de resto no tienen mucho en común. Por eso prefieren salir en grupos grandes de amigos a todas partes, o hacer fiestas con mucha gente en el pequeño apartamento de Eva. Sólo en el dormitorio se siente cómoda Eva con Willy.

GINA, “LA MONA”

Es una mujer de cuarenta años. De cabello rubio y liso, y una sonrisa enorme. Siempre lleva puestas un par de gafas oscuras grandes y redondas. Se pasa los días recorriendo la ciudad de Cali en su taxi y en las noches llega a casa, donde descansa con su mamá.

Es extremadamente alegre y a todos los que abordan su taxi les pone conversación. En ocasiones les cuenta la historia de su vida, sobre sus novios, su madre, sus hermanas y sobrinas. En otras es ella quien recibe las confesiones de pasajeros acongojados.

Su familia diría que su mayor defecto es que se enamora muy fácil y que luego sale lastimada. Pero a ella no le parece tan grave, está convencida que no hay nada más afortunado que enamorarse, las veces que sea, aunque al final toque llorar un poco.

Al final de la jornada, cuando llega con la plata para el mercado y el arriendo de la pieza que comparte con su madre, se acuesta tranquila y expectante de las personas que conocerá al otro día.

Sinopsis: Más extraño que Jim

Willy Blandón está tomando con sus amigos, Sonny y Jack. Él busca disipar su atención de las llamadas de Ray Vargas, el padre de Eva, su novia, con quién tiene cuentas pendientes. Más tarde, el joven llega a su casa con Eva, con quien hace el amor entre cientos de películas piratas. Además habla con ella sobre la mercancía que le debe a Vargas.

Al otro día, Willy encuentra bajo su puerta una carta de su padre Jim, el concejal bumangués, que viene a visitarlo. El joven, mientras les despacha una mercancía a El Perro y Nadie, intenta conseguir un apartamento en el cual recibir a su padre, que desconoce su negocio de copia de películas. Finalmente, Eva le ofrece el suyo.

Willy y Jim llegan al apartamento de Eva. Donde Jack y Sonny le advierten al joven que Vargas lo está buscando. Willy se apresura para salir del lugar, y se lleva consigo a su padre Jim. Él intenta ocultarse de Vargas y sus secuaces, El Perro y Nadie. Así, entra por error a un bar, en el que se presenta un show travesti, que se presta para que le tomen unas fotos comprometedoras al concejal Jim. Mientras tanto, Ray Vargas busca a Willy a través de sus amigos y su novia, para demostrarles que habla muy en serio y que el joven está en verdadero peligro. Padre e hijo, siguen por la calle, donde suenan rumores por la radio sobre las fotos comprometedoras del concejal. Willy decide ir con Jim a su apartamento, para revelarle todo, pero al llegar se encuentra con la policía sacando sus quemadores y varias cajas de películas piratas. Ambos se montan en el primer taxi que pasa. Ray Vargas ve por televisión lo sucedido, mientras se prepara junto con El Perro y Nadie, para confrontar a Willy.

Willy y Jim van en un taxi. Con una taxista muy habladora, alegre, madura, pero atractiva, Gina “La Mona”. En el taxi ambos hombres confiesan lo que se han estado ocultando. Willy le cuenta a Jim sobre sus negocios, y el padre le cuenta al joven que su mamá lo dejó. Gina les propone un plan para que se alegren. Ella se los lleva a una quebrada a las afueras de la ciudad, donde se bañan desnudos, y en una especie de bautizo profano, Gina los libra de toda culpa.

Ray Vargas y sus secuaces llegan a la casa de Eva. Jack, Sonny y Eva están ahí. Luego, Jim llega con Gina y confronta a Ray. En un momento de tensión, se disparan todas las armas, pero nadie sale herido. La policía se los lleva a todos presos, mientras Willy, que camina por la acera de enfrente, se monta en un bus en dirección opuesta a la del camión de la policía.

Storyline: Más extraño que Jim

Willy Blandón es un comerciante de películas piratas que le debe plata a su jefe, Ray Vargas. El joven recibe una visita de su padre, Jim, el concejal bumangués. Willy pasa todo el día intentado ocultarle a Jim su profesión y problemas, pero esto lo lleva a caer en situaciones cada vez más difíciles de explicar. Más tarde, padre e hijo se confiesan ante la complicidad de una taxista. Finalmente, Jim enfrenta a Ray Vargas, mientras su hijo toma un nuevo rumbo.

miércoles, 23 de abril de 2008

Cartas

Camilo,


Te cuento que mi juguete se encuentra en pedazos. Diego, Cesar y yo jugábamos a lanzarlo al aire, para ver cómo caía sin dañarse. Ante nuestro asombro de lo fuerte que era mi soldado, llamamos a Pipe para que lo viera. Queríamos impresionarlo, pues el era un niño grande y nos caía bien.

Pipe cogió el soldado entre sus manos, mientras nosotros le contábamos sobre nuestro juego. No terminamos de contarle, cuando él tiro con todas sus fuerzas el muñeco contra el piso rojo. Su cabeza envuelta en un casco rodó por los corredores del edificio. Las piernas terminaron sobre mis zapatos. Sus brazos siguieron ahí, sin moverse, y el cuerpo quedó abierto en dos, mostrando que estaba vacío por dentro.

Mis ojos estaban a punto de llorar, pero no quise hacerlo. Recogí los restos de mi soldado, sin ver que hacían los demás. Lo armé de nuevo, pero su cabeza ya no se sostenía. Bailaba de un lado al otro cuando yo lo tocaba. Por eso te pregunto ¿qué hago? ¿Intento pegarlo y lo guardo? o ¿lo boto porque ya no sirve?


Espero tu consejo


Camilito


Camilito


Es de gran tristeza perder el juguete favorito. Tu primer impulso será, como lo fue alguna vez el mío, pegarlo y pretender que todavía es el mismo; hazlo. Te darás cuenta que ya no es el juguete con el que tanto te has divertido. Después de darte cuenta de esto, tal vez te sientas inclinado a botarlo o a olvidarlo en un rincón; no lo hagas. Lo que nos causó dicha merece un final más digno.

Se me ocurre aconsejarte algo que aprendí de un Camilo muy chico, más chico que yo, y más chico que tú. Él a sus escasos cinco años se despedía de un Batman maltrecho, enterrándolo en un jardín, en compañía de sus amigos. En la celebración de la vida de este juguete, la tierra se convirtió en fuegos artificiales lanzados en puñados por los presentes. La despedida no era tristeza, sino fiesta. Y eso mi pequeño amigo, es lo único que te puedo aconsejar. Amar es saber perder.


Con mucho cariño,


Camilo

martes, 22 de abril de 2008

La Biografía de una amiga, de una amiga.

Dicen de ella que del vientre salió disparada, y desde que nació no ha parado de girar. De niña corría alrededor de sus compañeritos en el recreo, agitando su gran melena como un juego más. Ahora, se agita en las pistas, bailando entre amigos y extraños, que admiran su energía. Años y años de girar, inevitablemente le traen días de cansancio. En los que se detiene y oculta su cara entre sus manos y cabello mojado. Para alegría de sus seres queridos, el cansancio dura poca, y muy pronto está de vuelta en su ritmo frenético, de mil actividades y sonrisas.



Años más tarde, seguirá rodando, ahora en formato de 35 milímetros. Dos películas por año, tal vez tres, a un ritmo tan elevado no pueden ser menos. La película pasará y pasará, de Buenos Aires, a Nueva York, de Nueva York a Cali, y de Cali a otro lugar. Sin embargo, inevitablemente un día alguien la anclará a un lugar.



Allí, será otra, pero no se equivoquen, no dejará de girar. Aprenderá a girar a compás de dos, y a menor distancia; luego serán tres, y los giros se volverán imperceptibles. Su energía desbordada se volverá en amor y cuidado; por los suyos, por el cine. Los años seguirán avanzando, y la quietud le será cada vez más agradable. Hasta que un día esté ya mayor, muy quietecita en un sofá, mirando a sus nietos corretear por la sala; como en los viejos tiempos.

lunes, 14 de abril de 2008

Argumento romántico de una clase de Análisis de Audiencias (No confundir con un argumento farsico de Géneros Audiovisuales)

Matias está en un bus camino a su casa, mira su reloj en la mano izquierda, mientras en la derecha sostiene una botella de vino. En un paradero, se baja y corre hasta un edificio. Llega a la puerta de su casa, está apurado por encontrar la llave y abrir. La vecina del frente, Ruth, lo saluda pero el no le presta atención. Entra al lugar, prepara la mesa, las velas y dos copas. Sirve las dos y prende el televisor que está frente a la mesa. Matias saluda a la protagónista de la novela, y le hace un cumplido por el hermoso vestido que lleva hoy. Se va tomando la copa de vino, mientras sigue la novela.

Al otro día, Matias está trabajando en un centro comercial de Cali, despegando chicles del piso; mientras lo hace empieza a llover. Falta poco para la hora de su salida, así que decide irse antes para no llegar tarde a su cita. Espera un bus bajo la lluvia por unos minutos, con impaciencia. Finalmente, se sube a uno que lo lleva a su casa. Abre la puerta y entra, pone la mesa y enciende el televisor; no tiene tiempo de secarse. Al verla a ella, él se peina con rapidez su pelo para no aparentar estar descuidando su apariencia. La mujer, María Belén, está a punto de ceder a los encantos del protagonista; Matias acerca su cara cada vez más al televisor. Se escucha un trueno muy fuerte, y se va la luz. Vuelve de inmediato, pero todas las conexiones eléctricas en la casa de el hombre echan chispas. El televisor ya no enciende.


Matias sale al corredor donde se encuentra a Ruth. Él le pregunta si ya volvió la luz en su casa, ella le dice que sí, pero que el apagón la asustó y no quiere estar sola. Matias y Ruth terminan de ver los últimos minutos de la telenovela. El hombre se siente muy incómodo en aquel lugar y para su pesar, María Belén no vuelve a aparecer en pantalla ese día.

El día después, Matias está metido en una de las fuentes del centro comercial, limpiando sus lados con una esponja. Escucha a las personas que pasan, hablando sobre la escena candente de ayer en la telenovela, y cada vez se llena más de rabia. Ese día, no vuelve a casa con anticipación.

En el corredor de su casa se da cuenta que la puerta de Ruth está abierta, pero todo está oscuro. Matias entra al lugar y decide prender el televisor para ver la novela. Empieza a hablarle en un tono muy romántico a María Belen. Un hombre en la habitación contigua, quien estaba esculcando en los cajones, se enfurece al escuchar esto y sale al encuentro de Matias. Lo ataca y le pregunta dónde está Ruth, dónde la escondió. Matias lo esquiva porque no tiene intención de pelear. De repente, el hombre se choca contra la mesa del televisor, y el aparato tambalea. Matias se preocupa y sin pensarlo se lanza con un puñetazo hacia el intruso, dejandolo noqueado. Después entra Ruth a la casa, exclama el nombre de el hombre derribado: Santiago, mientras se lanza a los brazos de Matias, agradeciendole por su heroismo. Minutos después la policia se lleva a Santiago. Ruth le agradece a Matias por proteger sus pertenencias, y lo invita a comer al otro día, cuando llegue del trabajo.

La mañana siguiente, a Matias le asignan colgar unos afiches por todo el centro comercial, para su sorpresa en la foto aparece una mujer muy parecida a María Belén, pero su nombre es Margarita Huertas. Ella se presentará en el centro comercial mañana. Esa tarde, el hombre compra una botella de vino y se va a su casa.

A las 8:00 p.m. está en casa de Ruth, ella le ha preparado una cena de comida italiana, y se ha arreglado con su mejor vestido para la ocasión. Matias prende el televisor sin su permiso. Sirve las dos copas de vino, ella le agradece, pero el no le presta atención. Ruth le cuenta sobre su divorcio, mientras el intenta ver a María Belen en la pantalla. Ocurre una escena de un beso, Matias se acerca como queriendo besarla a través de la pantalla, pero Ruth cree que la quiere besar a ella. Lo besa apasionadamente, tumbándolo al suelo. Ruedan mientras se besan, Matias trata desesperadamente de ver la pantalla, pero la mujer encima de él no lo deja. Poco a poco, el hombre empieza a disfrutarlo, mientras ruedan, se enredan con un cable y desconectan el televisor, se detienen y él la besa apasionadamente.

Al otro día, Matias está en el centro comercial, piensa sobre Ruth, María Belén y la mujer de la foto. En una tarima la actriz Margarita Huertas saluda a sus fans. Matias le comenta a varios en la audiencia sobre el parecido que tiene con María Belén, pero sus comentarios son ignorados o ridiculizados. Cuando la mujer va a bajar de la tarima, el hombre aprovecha para acercarse y le pregunta si sabe que se parece mucho a ella, si son hermanas, si le puede decir que el la ama profundamente. Ella le pide que la suelte y la deje en paz, los hombres de seguridad toman a Matias y lo sacan de el lugar. Matias camina hasta su casa.

Matias entra a su casa, se sienta en su mueble que se empieza a podrir, debido a que el agua de la nevera descongelada llena el lugar. Se incomoda por el agua en sus zapatos y decide salir al corredor que al menos está seco. Ve que de nuevo la puerta de Ruth está abierta y decide entrar. El televisor está prendido con la telenovela, Matias no se percata que detrás de él, Santiago, el ex-esposo de Ruth la tiene amenazada con un cuchillo. Para la sorpresa de el hombre, ve en la pantalla a María Belén con un galán y cinco hijos de su matrimonio, y antes que pueda pedirles explicación, se eleva la cámara, suena una música majestuosa, ellos se besan y sale la palabra "Fin".

Santiago hace un comentario sobre lo absurdo de los finales felices, recordando que esa misma escena o parecida la vivió con Ruth años atrás. Finalmente, Matias se da cuenta que ellos dos están detrás de él. El hombre tira a Ruth al suelo e intenta acuchillar a Matias. Este lo esquiva y clava el cuchillo a través de la pantalla y el aviso de "Fin", a través de el empieza a correr una descarga eléctrica. Ruth le ruega que haga algo, Matias toma un trapeador y desconecta el televisor con el mango de madera. Santiago cae al suelo exhausto.

Una hora después, la policia llega al lugar y de nuevo se llevan preso a Santiago, está vez con cargos más graves que antes. Ruth y Matias caminan frente al edificio, ella con una manta encima, el con sus zapatos mojados en la mano. Ella le dice que ahora que no tiene tv dificilmente lo volverá a ver, a Matias lo deja perplejo el comentario. Él le responde: " Hoy me di cuenta, que hay Marias Belenes hasta en los centros comerciales, pero son menos encantadoras que en la televisión. Sin embargo, me di cuenta que las mujeres de la televisión también se casan con el hombre equivocado, mientras uno se queda sólo. Lo malo es que me gasté como 30 botellas de vino en esa mujer, para nada, ni siquiera un beso". Ruth se sonríe y le da un beso que empuja al hombre hasta un farol, se deslizan hasta el piso, donde permanecen abrazados, besándose bajo una luz amarilla, sin más música que la de los maullidos en la madrugada, sin una magnifica toma aerea, sin la palabra "Fin".


"FIN"

martes, 8 de abril de 2008

Mapa de Ruta,La Sucursal del Cielo,Capítulo 4.

02. Exterior. Cuadra. Día.

Checho se encuentra con Ágredo, quien le pregunta por una plata de una apuesta sobre los Juegos Panamericanos, que está seguro se va a ganar. Luego llega Carbonell, lo que hace que Ágredo se vaya molesto. Finalmente, Carbonell le pregunta sobre la misma plata a Checho.

03. Interior. Sala de la Casa de los Liscano. Día.

Checho está preocupado por lo de la apuesta, y le pide a Tim una plata por su hospedaje, quien está apresurado y le pide que arreglen luego. Doña María los escucha y discute con Checho por su indiscresión.

04. Exterior.Cuadra. Día.

Pepe sale de su casa , con la intención de irse a hacer la fila para entrar a las competencias, mientras las mujeres de la casa se terminan de arreglar. Se encuentra con Chucho que está preocupado por lo que le va a tener que paga a Ágredo. Pepe le dice que se vayan a las competencias para distraerse.

06. Exterior. Base Aerea. Día.

Samuel, quien lleva unos baldes y traperos, se encuentra con Julian y otros cadetes, que lo invitan a los Juegos. Él no quiere ir por miedo a tener problemas con el Capitán Ferreira, pero ellos lo convencen. Todos se van juntos a ver los Juegos.

07. Exterior. Unidad Deportiva Panamericana. Día.

Mientras Pepe y Checho hacen la fila para entrar a ver las competencias; Ágredo llega y se cuela. A las demás personas le molesta esto, pero Ágredo los confronta. Su actitud y físico intimidan a todos y especialmente a Checho, a quien le recuerda sobre la plata que le va a ganar.

08. Exterior. Cuadra. Día.

Todas las mujeres salen de la casa arregladas para ir a los Juegos(Doña Susana, Doña María,Fabiola,Soledad y Judy), menos Dorita. Ella está triste porque extraña a Jarvey, y no quiere ir, pero Doña Susana se las lleva a todas a la fuerza.

10. Exterior. Base Aerea. Día.

El capitan vuelve con Samuel y Julian a la Base. Luego le propone a Samuel una competencia de polígono, en la que está en juego que él lo deje tranquilo y pueda volver a volar, o el cadete tenga que renunciar.

11. Exterior. Gradería del estadio Panamericano. Día.

Checho, Pepe y Ágredo estan sentados en las graderías del estadio; donde discuten el número de medallas que ha ganado Estados Unidos, y la imposibilidad de que otra país los supere en la competición.

12. Exterior. Otras graderías del estadio Panamericano. Día.

Doña Susana y Doña María le dicen a Dorita, que debe intentar volver con su marido Jarvey, y la mejor forma de hacerlo es saliendo con otro hombre para ponerlo celoso. Ellas ven a Andrés, el profesor de Soledad, y deciden que es el candidato perfecto para su plan.

14. Exterior. Polígono de la Base Aerea. Día.

Samuel y El Capitan están en la competencia del polígono, Julian está presente también. El capitan dispara dos veces dando muy cerca del centro del blanco; lo cual pone nervioso a Samuel.














miércoles, 2 de abril de 2008

El Sueño del Paraiso

El Sueño del Paraiso
Director: Carlos Palau
Año: 2007

El Sueño del Paraiso, es una historia en que el amor y las esperanzas de los dos protagonistas, Yuzo e Irene, son truncados por los prejuicios en tiempo de guerra, sin que los amantes puedan hacer algo por evitarlo.

La película cuenta como una colonia de japoneses, encabezados por Yuzo, llega al Valle del Cauca, en parte huyendo de la pobreza de su país de origen, y por otra parte por el encanto que despierta la novela María de Jorge Isaacs en ellos.

En los campos del Valle, bellamente retratados en la película, los japoneses a través de su trabajo se ganan un lugar y eventualmente un terreno; aunque algunas personas de la región desconfien de ellos. Mientras tanto, la relación de Yuzo e Irene, una colombiana que lo ayudó a venirse de Japón, se va desarrollando.

El obstáculo para el amor de los protagonistas aparece durante la Segunda Guerra Mundial. Colombia como país aliado de Estados Unidos, participa a nivel local, buscando y llevando a un campo de detención en Fusagasuga a todas las personas procedientes de las naciones enemigas de los EEUU: Italia, Alemania y Japón. Este conflicto político, causa la separación de Yuzo e Irene, no hay nada que ellos puedan hacer al respecto.

La mayor parte del tiempo, pensé que la película era un melodrama, en la que los dos protagonistas eran separados por algo muy fuerte, la guerra, pero cuyo amor los reuniría eventualmente. Además la presencia de el primo de Irene, con una maldad obvia, le daba tintes de telenovela.

Sin embargo las últimas escenas revelan la verdad de esta historia. Al final, cuando Yuzo es liberado de Fusagasuga, el amor no triunfa. Es muy tarde e Irene muere. Por lo tanto no nos encontramos ante el amor que vence todo, sino ante el destino trágico de un hombre y una mujer: trabajadores, esperanzados, amorosos, en fin ejemplares. Que están predestinados a fallar, por algo fuera de su control: La Segunda Guerra Mundial. Su amor nunca tuvo la oportunidad de triunfar. Incluso las constantes referencias de la María de Isaacs nos sugerían de antemano que el final no iba a ser feliz.

Una de las partes más hermosas, y tristes de está historia, es el epílogo de la misma ( me encantaría haberlo visto filmado), con un Yozu viejo, a quien se le murió el amor de su vida en su juventud y no se volvió a enamorar hasta su propia muerte. Sufriendo una vida entera, pero en silencio, con la entereza que lo caracterizó. Es una imagen desoladora.

Así, está historia es interesante en la medida que cuenta un suceso del que no tenemos memoria, cómo a los japoneses de nuestro país se les trató como prisioneros de guerra, sólo por su lugar de nacimiento; y porque nos ejemplifica a algo que para mi es constante en la Guerra, la misma siempre conduce a la tragedia y los triunfadores no existen.



martes, 25 de marzo de 2008

Los Límites del Control

25 de marzo del 2008

A Camilo:


¿Cuáles son los límites del control? Me preguntas inquieto, no pudiendo esperar un año más para averiguarlo. Ya que te estimo no tengo más opción que revelártelo. Los límites del control es la misma película que uno cuenta una y otra vez inevitablemente. En ocasiones el personaje es William Blake disparando palabras a través del oeste, en otras es Don Jonston visitando viejos amores con un ramo de flores rosados en sus manos. Otras veces eres tú, que has perdido algo en un día lluvioso y no sabes si seguir buscando o cubrirte para no mojarte. Hoy es Bill Murray, en un cuarto, esperando a dar el último golpe. Su cara está curtida por años de crímenes y corazones rotos; y hoy es el último crimen. Enrosca el silenciador, luego empuja a un lado la cortina con su arma. Faltan cinco minutos para que entre a jugar un papel en el gran golpe. Golpean la puerta, entra el botones sin esperar respuesta, es Steve Buscemi. Un silencio a gritos congela a los dos hombres, uno con llave en mano, el otro con fierro.


Si lo mata, pone en riesgo en plan; si no lo mata, pone en riesgo en plan. Un viajero a destiempo y al diablo los límites del control. Un gorrión sobre la mira de un francotirador y adiós muerte perfecta. El cruce de una calle, interrumpido por un vehículo en fuga, y nunca nos toparemos en la acera del frente con la mujer que más podríamos haber amado en la vida. Así, está Bill con el botones en esa habitación, como todos, siempre, a un punto de giro de cambiar su propia historia. Durante su indecisión, pasa a lo lejos, a través de la ventana, el descapotado rojo con el personaje que tenía que morir. La vida le pasa a través de un vidrio, se abalanza presuroso a capturarla, pero ya es muy tarde. En su cercanía sólo queda un reflejo difuso de una derrota más, un retrato imperfecto de nuestro limitado control.


Al final queda un arma con balas para nadie. Un hombre acompañado de otro, pero solo. En un cuarto de hotel, en el que en un día, sentado en la cama, nació su deseo del plan perfecto; creció su anticipación por el triunfo futuro, mientras corría la cortina y murieron sus planes, por el azar. Al final queda el rostro arrugado de Bill Murray, se ríe de lo absurdo de su mala fortuna, encuentra eco en la risa de Buscemi. Sale de la habitación, no pasó nada, pero su cara ya no es la misma. Así como es irreconocible la cara magullada de Don Jonston bañado en sus flores rotas, o el semblante de William Blake pintado con la sangre de animales salvajes y embarcado en una canoa hacia un nuevo mundo. Un día la tuya también lo será. Si uno camina suficiente en este mundo, irremediablemente termina por ser otro. Y sobre eso, mi querido amigo, no hay límites de control que valgan.


Esperando que mis palabras le hagan justicia a las imágenes.


Jim

martes, 18 de marzo de 2008

Argumento: Melodrama

Iliana va a Cartagena durante Semana Santa. Ella está en la ciudad sin el permiso de su papá y con la complicidad de sus amigas. En la ciudad conoce a Martín, quien también es de Cali. En esa semana se enamoran. Quedan de verse el sábado para pasar la última noche juntos, pero unos hombres que trabajan para el padre de Iliana llegan a Cartagena y se la llevan a la fuerza a Cali.


Ella es una joven de diecinueve años, muy buena estudiante y preocupada por ayudar a la gente, pero su padre la mantiene encerrada la mayor parte del tiempo. Su madre murió cuando Iliana estaba muy pequeña. Arturo, su padre, es un hombre de negocios importante en la ciudad de Cali. La mayor parte de las licitaciones para las construcciones de obras públicas van para su compañía.


En un evento de la firma de constructores de Arturo, ella se encuentra de nuevo con Martín. Resulta que él hace parte de la compañía de su padre desde hace poco. Iliana no se resiste y lo besa en pleno evento. Su padre se enfurece, despide al hombre y a ella se la lleva a vivir en una finca del Km 18.


Iliana vive muy infeliz en esa finca. Es un lugar abandonado que no ha sido productivo en años. Además, todos los empleados la vigilan para que no se escape. Eventualmente, Peter, un niño que es hijo de la cocinera de la finca, se hace amigo de ella. Él, al ver la tristeza de su amiga, le promete que va a contactar a Martín.


Martín trabaja en la formación de una nueva compañía constructora con unos amigos y jóvenes emprendedores. Sin embargo, se le dificulta conseguir buenos negocios, pues la competencia con la compañía de Arturo Rivas es brutal. El niño de la finca lo contacta y le cuenta las condiciones en que está Iliana. Él le dice que le diga a ella que muy pronto van a estar juntos. Martín intenta sacarla de la finca, pero uno de los empleados, Joaquín , el más fiel, se da cuenta y los atrapan. Al hombre lo denuncian por secuestro y se lo llevan preso. Arturo utiliza sus influencias para encarcelarlo unos años.


Pasan 5 años, en la que los dos amantes sólo se comunican de vez en cuando, por cartas que Peter logra llevar desde la finca a la prisión. En este tiempo, Iliana se apropia de los asuntos de la finca y la pone a producir. Martín sobrevive en la prisión; afortunadamente sus amigos, de la firma, no lo olvidan y lo incluyen en las discusiones sobre la compañía de constructores, cuando lo visitan. Arturo cada vez se desentiende más de su compañía y la misma empieza a diezmarse por el mal manejo de los diversos ejecutivos y gerentes. A él no le importa, su única preocupación es mantener a Iliana vigilada.


Al salir Martín de la cárcel, su firma comienza a ganar más licitaciones que la de Arturo Rivas, por su orden, visión y creatividad. Arturo se entera de que ya salió de la cárcel, por las noticias que le llegan sobre las licitaciones. Decide que hay que matarlo y le da la orden a Joaquín. Peter escucha esto y advierte a Iliana. Joaquín secuestra a Martín a la salida de su casa y se lo lleva a un lugar cerca de la finca, donde pueda matarlo y enterrarlo. Iliana sale a caballo, el único transporte disponible y cabalga por el Km 18 en búsqueda de Martín. Joaquín en el momento de asesinarlo, se pone muy nervioso y cierra los ojos al dispararle. Sale muy rápido de ahí en el carro, sin asegurarse que este muerto. Iliana escucha el disparo y el arranque de un carro, va hacia ese lugar. Encuentra a Martín con una herida en el hombro y se lo lleva a caballo hasta un hospital cercano.


Después de dejarlo estable, Iliana regresa en la madrugada para confrontar a su padre. Arturo la recrimina por su insolencia y ordena a los empleados que la encierren en un cuarto y no la dejen salir; pero ellos no le hacen caso. Le han tomado mucho cariño a ella y aprecian la manera en que ha revitalizado la finca. Iliana le muestra como lo ha perdido todo, la finca, su compañía constructora, todo por una obsesión. El hombre grita y vocifera mientras camina entre la neblina, le pide perdón a su esposa, Beatriz y reniega de la vida, mientras se desploma y muere.


Al otro día, Martín e Iliana están en el entierro del padre, él con su brazo en un cabestrillo. Dejan una flor sobre la tumba de ese hombre que los hizo sufrir tanto. Pasan el resto del día caminando por la finca, juntos por primera vez; en la noche bajo la misma ruana la tristeza se convierte en risa y planes para el futuro; en la madruga se besan y hacen el amor. Es un nuevo día.

martes, 11 de marzo de 2008

Fin del Rodaje

Uno tras de otro se esconden mis pies. Mis manos les siguen el paso, mientras hacen malabares con una cámara. El actor gira en un círculo opuesto al mío. Se detiene; yo me detengo. Las lomas con sus casas en miniatura son el telón de fondo. La luz de Cali, a las cinco de la tarde, colorea al encuadre en un tono dorado. Es una feliz coincidencia.


La cámara reposa; a su lado, yo la guardo. El sonidista, que hace las veces de electricista, conecta unas luces improvisadas, armadas con icopor y bombillos, a la batería de un bus. Abordamos el vehículo, se ubican los actores y yo prendo la cámara. En el bus se grabará la última escena.


Llueve, las ventanas se llenan de millares de extras acuosos. El actor está sentado; su rostro mira hacia la ventana. Las calles de Cali pintan su cara con el neón de la noche. Al pasar por un bar se torna azul. Una tienda de colchones lo satura de rojo. La oscuridad lo envuelve al final del boulevard. Finalmente, el bus se detiene. El chofer se voltea y le pregunta “Yo hasta aquí llego, ¿usted para dónde va?”. “La verdad, yo ya ni se” responde el actor. Los equipos se descargan y las luces se desechan. De ellas sólo queda un pegote de icopor derretido y bombillos fundidos. La productora guarda el casete. Yo al fin dejo de ver por la cámara. Es el fin del rodaje.


El bus en que rodamos intenta partir, pero no puede arrancar. El sonidista, el director y yo, empujamos el vehículo. El bus se rehúsa a moverse; sus llantas son devoradas por el barro. Seguimos empujando bajo la lluvia. A medida que nuestros pies se hunden en el barro, con mayor profundidad a cada paso; la bestia empieza a ceder. El armazón metálico empieza a vibrar contra nuestras manos. El bus se desprende de la yema de nuestros dedos en un arranque fugaz. Nunca lo volveremos a ver.


Yo, con los zapatos embarrados, las medias mojadas y los pies cansados, me voy para mi casa.



( Cortometraje En el Bus, rodado en la ciudad de Cali, Noviembre de 2005)

domingo, 9 de marzo de 2008

Argumento: El Elevador.

Personajes: El Jefe, Santos. La ejecutiva, Ingrid. El mensajero, Peláez.


Son las 9:00 de la noche en una oficina en el norte de Cali. Hace dos horas cerraron el lugar. Sólo está el jefe, Santos e Ingrid, una de las ejecutivas de la empresa con la que sostiene un romance. Un tercer individuo permanece oculto, esperando cerca al elevador, ese es Peláez. En la tarde, el jefe lo despidió por demorarse con un recado. Santos e Ingrid salen de la oficina con ánimo de festejar, atraviesan la oficina vacía y entran al elevador. Antes de que puedan cerrar la puerta, Peláez se va por la espalda del jefe y lo amenaza con un puñal. Ya adentro del elevador, el mensajero le ordena a la mujer que cierre la puerta y marque el primer piso. El ascensor desciende; al tiempo que Peláez recrimina a su jefe por haberlo despedido y le entierra lentamente el puñal. De pronto, el ascensor se detiene de un solo golpe entre el piso cuatro y tres. Los ocupantes se caen al suelo. La luz se va un instante, pero unas luces de emergencia alumbran el lugar.


Peláez no sabe qué hacer en ese momento. Santos se burla de él, le dice que ahora no hay forma de que pueda matarlo sin que lo atrapen. El mensajero apuñala iracundo la cojinería en que está forrado el elevador. El jefe se ríe, mientras se peina su cabello con un peine que guarda en el bolsillo del saco. La mujer permanece recostada contra la pared, aun impresionada por lo sucedido. Peláez se sienta en el suelo y le dice a Santos que él no es el único atrapado. El jefe se descompone ante el tono insolente del mensajero y le pide que se explique. El joven le dice que él sabe porque lo despidió y sabe porque está con Ingrid en un elevador, dos horas después de la hora de cierre. Santos aprieta el peine en su mano hasta que perfora su piel, unas gotas caen sobre el piso del elevador. El mensajero sonríe. El jefe se lamenta de su mala fortuna, “una noche” piensa, “un desliz de una noche y al carajo quince años de matrimonio”. “Al diablo, la reputación como respetable hombre de familia ante los dueños de la empresa”. Santos se quita el saco y se afloja la corbata, pues se siente sofocado. Él maldice a Ingrid y la forma en que lo tentó, también a su propia debilidad y a la mala fortuna que esa noche lo llevó a encontrarse en tan precaria situación. La mujer lo ve, incrédula ante lo que dice, pero sin responderle. Sin embargo, Peláez le dice, con tono acusador, que esta no es la primera vez que los dos salen juntos. El jefe se le abalanza empujándolo fuertemente contra la pared del elevador. El mensajero, lo amenaza con el cuchillo para calmar sus ánimos. La mujer, nerviosa, presiona uno a uno los botones del elevador, buscando que la fortuna la saque de ahí. Peláez le pide que dejen de aparentar; él sabe que el jefe lo despidió por haberlo visto a la salida de un motel con Ingrid.


Santos camina lentamente y se recuesta contra la puerta metálica del elevador, buscando un poco de frío; cada vez suda más. Se aprieta el entrecejo, mientras ve a Ingrid que tiene su mirada fija en el mensajero. El jefe se da vuelta y confronta a Peláez. Le pregunta por qué le es de tanto interés lo que haga o deje de hacer con ella. La mujer se hace la desentendida. Peláez se lo dice, no aguanta un día más de sentir el olor de Santos en la piel de su amada, Ingrid. Hace largo tiempo, cada día busca el coraje para matarlo y él le dio la motivación perfecta al despedirlo. Santos mete sus dedos entre la puerta del elevador y con su mayor esfuerzo lo abre. Ve que el aparato está atorado entre dos pisos y ninguna de las aberturas es lo suficientemente grande para salir. El jefe dirige su atención finalmente sobre Ingrid, la toma por el brazo y le pregunta si ella sabía sobre esto. Si su plan era matarlo a él y huir con Peláez. Si tenían planeado vaciar sus cuentas bancarias e irse a otra ciudad para ser felices por siempre. El mensajero le dice que le quite la mano de encima; luego confiesa que el plan fue sólo suyo. Afirma que él sabía que Ingrid entendería, que lo hacía por amor.


En ese momento, Santos y Peláez están cara a cara. El mensajero le da vueltas al puñal entre sus manos, mientras confronta al jefe. “Basta” grita Ingrid. La mujer se para frente a la puerta abierta, prende un cigarrillo y se dirige a los dos. Recrimina a los dos por su vanidad; al que la culpa por arruinar su matrimonio perfecto y al que se excusa en ella para cometer un crimen. Les dice con un tono amoroso, que a los dos los quiso por igual, pero ellos se tomaron atribuciones que ella en ningún momento les permitió. “No soy ni tu moza, ni tu musa”, les expresa a los hombres. Les explica que estuvo con ellos porque le gustaban; por el simple goce de estar con ellos. “Nunca les pedí nada, pero ustedes montaron su propia telenovela en su cabeza. De ti, Santos. Nunca esperé que dejaras a tu mujer por estar conmigo. A ti, cariño, nunca te pedí que me liberaras de mi situación”. Ingrid termina por decirles que no quiere estar con ninguno de ellos. Les manifiesta que necesita un hombre más seguro de sí; que pueda amar a una mujer, sin creer que es de su propiedad.


Santos se mira su mano ensangrentada. Se sienta y se recuesta contra la pared, porque cada vez hace más calor y está más cansado. “Un hombre de familia ejemplar”, susurra Santos. Reflexiona sobre si alguna vez lo fue, recuerda las numerosas mujeres que tuvo como amantes desde que se casó. Recuerda su primer año de casado, su primera novia, hasta su niñez. Intenta visualizar los momentos en que se sintió amado; pero el calor es cada vez mayor, así mismo el cansancio. Entre sus recuerdos, el jefe se duerme, ahí, recostado en el elevador. Ingrid fuma, a la espera que el aparato por fin descienda. Voltea a mirar a Peláez quien permanece de pie. Él tiene el puñal en una mano y le toca la punta con un dedo de la otra. Eventualmente cae una gota de sangre. Se pregunta a sí mismo, cómo hace unas horas le parecía tan fácil la idea de matar a un hombre y ahora no era capaz de acabar con su propia vida y su miseria. El ascensor arranca. La luz del hall del edificio lastima los ojos del mensajero y lo saca de su monólogo interno. Mira a Ingrid por última vez. Ella camina entre los clientes que esperan en el lugar y sale del edificio. Los curiosos se amontonan para ver a los dos hombres en el elevador, pero nadie se atreve a preguntar qué pasó.


Peláez mira a Santos dormido; no siente rencor hacia él. No puede pensar en un motivo para matarlo. El mensajero se pregunta por la rareza del corazón. Cómo lo que hace horas era tan caliente; en este momento se siente tan frío. Se pregunta si esa es la naturaleza de la pasión, volatilidad seguida de calma. Si algún día volverá a sentir lo que sintió por Ingrid y cómo lo manejará. “Soñé que ella estaba conmigo, pero luego desperté” dice Santos mientras abre los ojos. Los dos hombres se miran. Se cierra la puerta del elevador.

-Fin-

domingo, 24 de febrero de 2008

Pinilla y Rosa: La Revancha.

I
Era la hora acordada, Pinilla había llegado a la casa de Rosita, sin sobresaltos. En unos segundos tocaría el timbre y daría inicio a su primera cita con la mujer que lo enamoraba. Pinilla no había tenido una cita en más de 20 años. La verdad es que sólo tuvo citas con Juana Altagracía, su amada y difunta, hace dos años, esposa. De todas maneras, como es característico de él, no se iba a dejar amedrentar por los contratiempos y la falta de práctica. Había preparado una cita muy especial para ella: cine, comida y un poema muy especial que le había escrito a su nuevo amor, Rosa. Pinilla timbró, la mujer salió muy arreglada y sonriente, y partieron hacia el Centro Comercial.

Los Amantes del Naranjo Perdido, fue la película elegida por el buen portero. Amantes igual Romance igual Besito de Rosita, fue la deducción mental a la que llegó nuestro buen amigo. Cómo le frunciría el ceño la fortuna, cuando ya en la sala y quince minutos después de iniciada, se dio cuenta que de romántica no tenía nada. Había pagado por ver un documental de dos horas y media sobre la lucha de los cultivadores de naranjas en la gélida Eslovaquia. Para aumentar su desgracia, la película era subtitulada y Rosita había olvidado sus gafas. El buen Pinilla le recito cada línea de diálogo, mientras la hermosa secretaria cabeceaba ante las imágenes proyectadas de burros, campesinos y naranjas que se rehusaban a crecer.

Dos horas y media después, la secretaria se había quedado dormida con la mano dentro de las crispetas, nuestro amigo el portero murmuraba los títulos finales ya por inercia, y la película finalizaba para las cuatro o cinco personas que permanecían en la sala. Pinilla despertó a Rosita, quien intentó mostrarse amable e interesada por la película. Al levantarse, él se dio cuenta, horrorizado, que un chicle que estaba en la silla del teatro se había pegado al bolsillo de su pantalón. Intentando que Rosita no lo notara, se excusó con ella y se fue presuroso al baño.

II. ( Escrito en presente, con fines comparativos)
Ahí, Pinilla intenta sacar el chicle remojando el pantalón. Luego intenta lo opuesto, calentarlo con el secador de manos. La goma se rehusa a abandonarlo, el portero se molesta cada vez más. Con toda su fuerza frota su bolsillo intentado quitar el pegote, mientras lo moja y lo calienta. De pronto, una candela que guardaba en su bolsillo se estalla. Su billetera y bolsillo estan en llamas. Asustado, el buen portero toma su billetera y la tira al piso, mientras la pisa para apagarla. "La plata", recuerda. Intenta sacar los billetes para que no se quemen, pero ya es muy tarde. Pinilla finalmente detiene el pequeño incendio, pero la plata para la comida se perdió. El chicle se achicharró por las llamas y se pegó aun más al pantalón. Los detectores de humo se activan y los aspersores responden, rociando todo el baño y en especial a nuestro amigo, Pinilla.

El frustrado portero, pasa y moja el piso que una aseadora del teatro acababa de trapear, se gana unos insultos en el proceso. La aseadora lo sigue, dándole golpes en el trasero con su trapeador, el hombre lucha entre parar los ataques de ella y no caerse por el piso mojado. Finalmente, se cae, da una vuelta y va a parar justo a los pies de Rosa. Ella lo mira como preguntándole que pasó. Se muerde el labio, mientras mira a los curiosos que observaban la escena. No se los voy a negar, en ese momento, nuestra musa secretaria, estaba algo avergonzada, de ver a su cachorrito mojado ahí tirado.

El buen portero recuerda el poema. Como lo había guardado en el bolsillo de su saco, este se salvó de las llamas. Ante la mirada de Rosa que pide explicaciones, el hombre piensa que sus versos de amor serán la solución. Se postra en una rodilla y empieza a recitar a todo pulmón.

" Rosita eres bonita como las flores,
Te gusta la ropa de colores,
Eres la Rosa de mis amores,
Gracias por el café".

Rosita, se pone roja. Los chismosos se burlan del pintoresco portero. Pinilla se siente apenado. Cuando todo parece ir mal, Rosa ayuda a levantar al buen portero. Lo acerca hacia ella, le seca la cara con la manga de su saco y le susurra algo al oído. Después cubre el rostro de ambos con su bolso, para refugiarse de la mirada de los curiosos, y le da un pico a Pinilla.

Y esa es la historia de la primera cita de un portero, amigo mío, Pinilla. Quien soñó una cita perfecta, sólo para ser burlado por el azar, pero que al final consiguió un beso de la mujer más hermosa del mundo. Bien está, lo que bien acaba y este cuento se acabó.






sábado, 16 de febrero de 2008

Argumental: !Vamos Pinilla!

Esta es la historia de Juan Pedro Pinilla Zape, o simplemente Pinilla para sus conocidos. Nuestro personaje es un hombre común, trabaja en un edificio de oficinas como portero, sale por las tardes a tomarse unas cervezas con sus amigotes y le causa ilusión su primera cita con Rosita, o Maria Rosa Pérez Pérez, una espectacular secretaria de una de las oficinas de donde él trabaja.


Son las 5:30 de la tarde, en media hora Pinilla va a recoger a Rosita para su primera salida, juntos. El simpático portero ha ensamblado el atuendo perfecto, un amigo le prestó una camisa elegante, su padre le prestó el saco con el que se casó y la corbata es la que usa en el trabajo. También le ha comprado a la mujer que lo desvela un osito de peluche y una caja de bombones; espera llegar a conquistarla.


Pinilla sale de su casa y se dirige al paradero de buses. En su camino se encuentra con un mendigo, sucio, mojado y desarrapado que le insiste por una moneda. Pinilla intenta evitarlo y corre por toda la cuadra evadiéndolo mientras el mendigo lo persigue. Al fin consigue burlarlo, pero mientras celebra, un carro pasa por un charco en la carretera y salpica toda la camisa blanca del buen portero.


Son las 5:45, Pinilla ha tenido que cambiarse de ropa. La camiseta que tiene ahora no es tan elegante como su atuendo anterior y ya no puede usar una corbata. Además ha tomado un paraguas porque esta decidido a que el clima no le vaya a jugar una mala pasada de nuevo.


Se sienta en el paradero, ahí conoce a otro hombre que también va a una primera cita. Este lleva un ramo de flores. Los dos esperan un rato el bus; empieza a llover. Ambos dejan las flores y el paraguas en la misma parte. Pinilla ve su bus y se dispone a pararse, presuroso. Sin darse cuenta, toma el ramo de flores y de un solo golpe estruja las flores hacia arriba como queriendo abrir un paraguas. Las margaritas vuelan por todo el paradero. El otro hombre se enfurece, toma el paraguas y persigue a Pinilla dándole golpes con el mismo, mientras los dos se empapan en la lluvia.


Pinilla se esconde un rato del otro hombre, luego sale y recupera su paraguas que ha quedado tirado en el suelo. Nuestro protagonista hace un último cambio de atuendo. Ya no puede usar el saco porque está empapado. De todas maneras, se arregla lo mejor que puede con un bluyín y una de sus mejores camisetas. Toma el osito, los bombones y el paraguas y parte de nuevo hacía el paradero.


Son las 6:15, Pinilla esta sentado en el bus que lo va a llevar donde Rosita ¡Bravo Pinilla! El hombre se siente nervioso y emocionado por ver a la mujer que inunda sus pensamientos. Nuestro amigo se sienta al lado de la puerta trasera, para bajarse lo más rápido posible, deja en la silla contigua los bombones y el oso. Todo transcurre sin alteraciones, el buen portero ya está cerca de su musa secretaria. El protagonista, cuenta cada cuadra, mientras repasa con sus ojos un trozo de papel en que anotó la dirección de Rosita, faltan dos. Pinilla decide pararse para que el conductor del bus no vaya a seguir de largo. De repente, cuando voltea a coger los chocolates y el peluche, se da cuenta que una mujer muy gorda se ha sentado encima de sus cosas y se ha dormido. Pinilla la ve angustiado, mira la calle, la mira a ella y así varias veces. En que momento pasó esto, se pregunta el hombre que hace un momento estaba perdido en sus ensueños con Rosita. Intenta sacar sus cosas por debajo de la mujer sin despertarla; falta una cuadra para la casa de Rosita. Los chocolates parecen caso perdido, entonces jala al osito por una pata para liberarlo de su opresión; el bus llega a la cuadra de Rosita. El pobre portero jala y jala, mientras la mujer permanece inamovible; están una cuadra después de donde Rosita. Pinilla no aguanta más y estira el brazo del oso todo lo que puede mientras se estira él para tocar el timbre del bus. El vehículo para de un frenazo. Pinilla sale volando por la puerta de atrás a la calle, con peluche en mano. El bus arranca antes de que el buen portero pueda bajar su paraguas del bus. Obviamente, para infortunio de Pinilla, estás lloviendo.


Nuestro protagonista camina bajo la lluvia hasta la casa de Rosita. El osito y él están empapados cuando llega a la puerta de su amor. Pinilla siente que su primera cita con Rosita se ha arruinado. El hombre timbra y ella se asoma. Para sorpresa de él, no está arreglada. Esta en bata y lleva un pañuelo en su mano. Igual se ve preciosísima, piensa nuestro protagonista. Rosita se ríe de nuestro amigo, le parece que se ve muy tierno, como un cachorrito mojado. Ella le explica que está con una gripa muy fuerte, por los cambios de clima de la ciudad. Además la mujer intentó llamarlo al celular para posponer la cita, pero él no contestó. Pinilla se da cuenta que entre cambio y cambio de ropa dejó su celular en la casa. Rosita lo toma del brazo y le pide que entre para que no se moje más. La mujer lo acerca hacia ella y le seca la cara con la manga de su bata. La bellísima y agripada secretaria lo invita a que siga, le presta toallas y lo invita a un café. La cita tendrá que ser otro día. Escampa.


FIN