Uno tras de otro se esconden mis pies. Mis manos les siguen el paso, mientras hacen malabares con una cámara. El actor gira en un círculo opuesto al mío. Se detiene; yo me detengo. Las lomas con sus casas en miniatura son el telón de fondo. La luz de Cali, a las cinco de la tarde, colorea al encuadre en un tono dorado. Es una feliz coincidencia.
La cámara reposa; a su lado, yo la guardo. El sonidista, que hace las veces de electricista, conecta unas luces improvisadas, armadas con icopor y bombillos, a la batería de un bus. Abordamos el vehículo, se ubican los actores y yo prendo la cámara. En el bus se grabará la última escena.
Llueve, las ventanas se llenan de millares de extras acuosos. El actor está sentado; su rostro mira hacia la ventana. Las calles de Cali pintan su cara con el neón de la noche. Al pasar por un bar se torna azul. Una tienda de colchones lo satura de rojo. La oscuridad lo envuelve al final del boulevard. Finalmente, el bus se detiene. El chofer se voltea y le pregunta “Yo hasta aquí llego, ¿usted para dónde va?”. “La verdad, yo ya ni se” responde el actor. Los equipos se descargan y las luces se desechan. De ellas sólo queda un pegote de icopor derretido y bombillos fundidos. La productora guarda el casete. Yo al fin dejo de ver por la cámara. Es el fin del rodaje.
El bus en que rodamos intenta partir, pero no puede arrancar. El sonidista, el director y yo, empujamos el vehículo. El bus se rehúsa a moverse; sus llantas son devoradas por el barro. Seguimos empujando bajo la lluvia. A medida que nuestros pies se hunden en el barro, con mayor profundidad a cada paso; la bestia empieza a ceder. El armazón metálico empieza a vibrar contra nuestras manos. El bus se desprende de la yema de nuestros dedos en un arranque fugaz. Nunca lo volveremos a ver.
Yo, con los zapatos embarrados, las medias mojadas y los pies cansados, me voy para mi casa.
( Cortometraje En el Bus, rodado en la ciudad de Cali, Noviembre de 2005)
2 comentarios:
Qué cosa tan absurda esta, podría ser una pieza, no una comedia porque es demasiado cruel, o tal vez una farsa compleja.
Y es totalmente real. Me sucedió en el último día del primer rodaje en el que participe.
Publicar un comentario